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El castigo: La disponibilidad de una respuesta diferente.

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El castigo, un tema que se ha tocado desde inicio de mes en nuestro podcast ABAriLOVE, un tema controversial pero fundamental e inclusive perpetuado por el aprendizaje en nuestra comunidad verbal, que en algún momento se ha aplicado y no tanto por los analistas de conducta.

¿Qué es el castigo?

“Ocurre cuando una respuesta es seguida inmediatamente por un cambio de estímulos que disminuye la futura frecuencia de respuestas similares”.

(Azrin y Holz. 1996).

Existen 2 tipos:

  • Positivo: El estímulo se presenta inmediatamente después de la conducta objetivo, provocando su reducción.
    Por ejemplo:
    -Lanzar un vaso con agua, ponerle a limpiar toda la mesa.
    -Rayar la hoja dónde se escribía, repetir la misma oración 10 veces.
  • Negativo: Implica la retirada de un estímulo presente después de la ocurrencia de la conducta objetivo.
    Por ejemplo:
    -Ante la conducta de pegar, retirar un juguete con el que se está divirtiendo.
    -Después de insultar, no permitirle comer dulces.

Dentro de ello cabe resaltar que, una consecuencia será tomada como castigo sólo si disminuye la ocurrencia de la conducta en el futuro, no es definido por las acciones ni por la naturaleza de la consecuencia.

La aplicación del castigo también requiere un análisis profundo para elegir los estímulos adecuados y una aplicación sistematizada, que permitan a este ser una intervención eficaz para la disminución de conductas poco funcionales.

Recuperación del castigo.

En ocasiones cuando el castigo se interrumpe, los efectos supresores de la respuesta no suelen ser permanentes, cuando cesa la consecuencia, puede que la conducta vuelva o aumente de nivel (Cooper, Heron y Heward,2017).

Sobre todo si la consecuencia fue realizada de manera arbitraria, sin un análisis funcional.

Ahora bien, la finalidad de la aplicación de esta técnica operante es la disminución de una conducta específica, ¿porqué no probar enseñar otras conductas? que cumplan la misma función pero con una topografía diferente, que permitan desarrollar nuevas habilidades.

Enseñar una respuesta diferente.

Recordemos que cada conducta que se presente en una persona, tiene una función determinada. En ocasiones aunque pareciera ser “incorrecta”, más bien se asocia con la falta de habilidades para cubrir las propias necesidades desde formas diferentes, eficientes e inclusive socialmente relevantes.

Ante cada episodio conductual, detengámonos a realizar un análisis funcional, que nos explique la función y la forma. Para poder generar nuevas respuestas que nos permitan una mayor comunicación con nuestros alumnos/hijos.

  • Enseñemos y usemos las operantes verbales para poder acceder a un mundo de posibilidades.
  • Equivoquémonos en ocasiones, disfrutemos y aprendamos a gestionar las conductas de la mano de nuestros alumnos/hijos.

Cada herramienta es de gran utilidad, y puede ser utilizada de la mejor manera si vamos acompañados por expertos. Recordando que la enseñanza va más allá de suprimir conductas no deseadas, se trata de generar un abanico de posibilidades para seguir caminando en la experiencia de la vida.

Caminemos juntos .

ABAteam

Referencias:

Cooper, J., Heron, T., & Heward, W. (2017). Análisis aplicado de conducta. Cádiz: ABA España. 

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